Preámbulo.

Soy uno de esos ciento ocho millones que, según dicen, yacen ocultos en las cloacas del reino de España y, cuando circulan, se ensucian con negocios sórdidos, furtivos y por ende oscuros. Con esta leyenda no es extraño que a todos nos llamen dinero negro. Sin embargo, yo todavía conservo mi original color morado, quizás porque, en mi breve recorrido por la hampa humana, también me han acariciado los ángeles. Soy un billete de 500€. Me lanzaron al torrente monetario hace casi un lustro, pero el azar me secuestró muy pronto, siendo todavía virgen, y me encerró en el fondo de una especie de ‘matriuska’ bancaria. No encuentro mejor expresión para definir mi larga estancia en medio de un delgado fajo de billetes, guardado en un sencillo estuche de madera, dentro de una férrea caja fuerte, empotrada en la gruesa pared de un despacho, en el interior de una oficina bancaria, ubicada en el vientre de un gran centro comercial. Además, fue un inmigrante lituano, cuyo país es precisamente la cuna de ese juego de muñecas, quién me sacó de este internado. Ocurrió hace apenas dos semanas, y fue también por casualidad. Mi libertad, sin embargo, ha durado muy poco y de nuevo estoy cautivo en las mazmorras de un banco. Mi efímero baile entre manos tuvo su apogeo en las navidades del año 2006 pero mis últimos pasos los di en brazos de un principiante 2007.¿Les interesa conocerlo?.Les cuento.

Episodio primero: ‘Nihil prius fide’