26 abril 2008

Bancos y cajas de ahorro: Sangre y sed.


Las entidades de crédito no cometieron en España el pecado de conceder hipotecas basura, o ‘subprime’, al estar sometidas a una regulación más estricta que en EE.UU, pero, sin embargo, también están sangrando. En general, sus márgenes financieros y beneficios crecen mucho menos que en años anteriores, y en algunos casos, cada vez más numerosos conforme nos vamos adentrando en el 2008, el curso de los resultados está siendo más negativo o bajista.

Las dificultades les sobrevienen, en gran medida, por contagio de una crisis crediticia internacional que ellas no provocaron, pero también se deben a la comisión de errores propios. Financiaron en exceso la ‘economía del ladrillo’, bombeando crédito sobre la oferta (promotores y constructores) y sobre la demanda (hogares e inversores especulativos), sin prever razonablemente los límites de esta actividad inmobiliaria y por ende los riesgos de su negocio. Su entrega al sector inmobiliario fue tal que no dudaron (en especial, los bancos) en acudir al exterior, a los mercados interbancarios mundiales, para obtener en ellos los recursos que no lograban captar dentro, entre los ahorradores y depositantes españoles.

Créditos sangrantes.

Se habla mucho de la sangría que está provocando en los bancos, cajas y cooperativas de crédito el aumento de los créditos impagados, morosos y dudosos, pues, al tener que reponer y reforzar los fondos de provisiones para cubrir estos riesgos, el resultado final, o beneficio, se resiente y mengua. El deterioro de la calidad de los créditos concedidos se está registrando, sobre todo, entre las empresas promotoras y constructoras, que no logran vender sus activos inmobiliarios a precios suficientes para satisfacer la deuda contraída, pero se nota menos, al menos de momento, entre los hogares. Soy de los que piensan que mientras no falle más el mercado de trabajo, ni los tipos de interés reales (tipos nominales menos tasa de inflación) se eleven significativamente, ni se pierda la solidaridad del Gobierno (la fiscalidad favorable en el IRPF y otras medidas), las familias y parejas (sobre todo las que tienen dos fuentes de ingresos laborales), e incluso las personas individuales (jóvenes que han comprado un piso) que cuentan con la solidaridad de sus padres, podrán hacer frente a las cargas financieras, aunque obviamente no sin sacrificios. (¿Por qué no han de sacrificarse?, ¿por qué no han de prescindir de tanto consumo superfluo que se disfraza de necesario por mera moda social?).


Fragilidad del negocio bancario

Menos atención, sin embargo, se está prestando a la fragilidad estructural de las cuentas de balance de las entidades financieras, a la desequilibrada relación entre los créditos en cartera y los recursos captados vía depósitos. Obsérvense los datos, fechados a 31 de diciembre del 2007, que acaba de publicar (en el Boletín Estadístico del mes de marzo) el Banco de España y que reproducimos aquí convenientemente presentados. Destacamos, en particular, las cifras que se refieren al País Vasco.


CRÉDITOS Y DEPÓSITOS DEL SECTOR PRIVADO
(Millones de euros, a 31 de Diciembre del 2007)
FUENTE : Boletín Estadístico del Banco de España, Capítulo 4, Marzo, 2008.


En el conjunto del Estado, el sistema bancario (compuesto por bancos, cajas y cooperativas) tenía, a principios de este año, una cartera de créditos que abultaba un 60% más que el total de recursos captados mediante depósitos. Es decir, por cada 100 euros depositados, el sistema tenía prestados más 160 euros. La desproporción era mayor en bancos (176) que en cajas y cooperativas (158 y 132, respectivamente). El desbordamiento de la actividad crediticia se percibe mejor si se comparan estas ratios con las registradas hace diez años. Hacia finales de 1997 la relación entre créditos y depósitos del conjunto del sistema no llegaba al 90 %, es decir, de cada cien euros depositados sólo se prestaban 90; la ratio de los bancos era del 108 % y la de las cajas el 72 %. La diferencia es, pues, muy notable, y se debe básicamente al vertiginosos aumento del crédito destinado al sector inmobiliario.

En el citado Boletín Estadístico se detallan también los destinos de la cartera de créditos del conjunto de bancos, cajas y cooperativas. Según esta fuente de información, a finales del 2007, el 62 % de esta cartera estaba compuesta de créditos destinados al mercado inmobiliario (un 35% a compra y rehabilitación de viviendas, un 17% a sociedades promotoras y un 10% a empresas constructoras). Sin embargo, diez años antes, este porcentaje era sólo un 41%.

Llegados a este punto, conviene resaltar que las cifras que figuran en el cuadro precedente se refieren sólo a los créditos en cartera, es decir, aquellos que mantienen los bancos, cajas y cooperativas en su balance sin haberlos enajenado a través de las Entidades de Titulización Hipotecaria (ETH) y otras afines. Los ‘bonos de titulización’ en que se han convertido muchos préstamos hipotecarios, y que han sido creados y comercializados por las ETH con el aval (muchas veces) de las propias entidades de crédito enajenantes, representan una parte importante de la financiación total que ha recalado en el mundo inmobiliario, y, junto con el susodicho stock de créditos, constituyen la contrapartida financiera del total de deuda acumulada por los hogares, promotoras, y constructoras. De ahí que el riesgo crediticio de las entidades de crédito no se limita al acervo de créditos que forman parte de su balance sino que se extiende también a compromisos adquiridos ‘fuera de balance’, es decir, a los bonos de titulización avalados por ellas, o creados por ETHs que forman parte consolidada del Grupo bancario.

El caso del País Vasco.

Recientemente en cierta prensa (así, en el diario El País, en su edición del País Vasco del 15 de abril) se ha dicho que la crisis del ladrillo ha llamado también a la puerta de las cajas de ahorro vascas (se señalan la BBK, la Vital y la Kutxa, aunque no otras cajas de ahorro importantes que también operan en el País Vasco) advirtiendo que el porcentaje del crédito total que destinan al mercado inmobiliario es diez puntos porcentuales mayor que la media de las entidades financieras españolas. Sin embargo, esta conclusión hay que aceptarla con cautela, ya que no se precisan las fuentes informativas que la sostienen, ni los guarismos sobre crédito total y crédito hipotecario que se manejan son del todo coherentes con la información suministrada en marzo por el Banco de España.

Lo que parece más claro, a tenor de los datos del Banco de España, es que la ratio créditos/depósitos de todas las cajas que operan en el País Vasco (cuyo valor es 1,14) es sensiblemente menor que la ratio media (1,58) del conjunto de cajas de ahorro en España, mientras que la actividad crediticia de los bancos es relativamente más desbordante (un 1,81 frente a un 1,76).

Sed de liquidez.

Esta desproporción entre créditos y depósitos está provocando una gran sed de liquidez, que es difícil de calmar en las actuales circunstancias financieras internacionales. Como es bien sabido, los plazos de vencimiento de los créditos, en especial, los hipotecarios son mucho mayores que los de los depósitos y los bonos de titulización. De ahí que bancos y cajas, para sostener la financiación crediticia otorgada, deben renovar continuamente, o con cierta frecuencia, los recursos que obtienen vía depósitos y bonos que directamente emiten o avalan. En otras palabras, necesitan fuentes de liquidez suficientes y estables para respaldar sus compromisos crediticios. En el pasado, lo lograron sin mayores dificultades, pero ahora, con la crisis de crédito internacional, el abastecimiento de recursos líquidos se ha enrarecido, angostado y, por lo mismo, encarecido.

No es sorprendente que algunos grandes bancos y cajas estén emitiendo bonos en los mercados internacionales para captar liquidez, con tipos de interés casi tan altos o más que los tipos que cobran por algunos de sus préstamos hipotecarios. Tampoco nos debe extrañar que muchos bancos, cajas y cooperativas, a la caza de depósitos, ofrezcan tipos de interés que remuneran más que el euribor. Y ¿qué decir de esas campañas, aparentemente tan generosas, que están llevando a cabo para conseguir la domiciliación de las nóminas?¡Cómo les aprieta la sed! Sí, sufrido depositante tan cargado de comisiones bancarias, las entidades de crédito están ahora a su merced, dependen de la liquidez que usted les puede ofrecer. Hágase, pues, querer. Y mucho.

Termino. En los tiempos que corren, el negocio de las entidades de crédito españolas, y vascas (of course), está sufriendo bajo la presión de una gran pinza: por un lado, les ataca la sed de liquidez; y por otro, les muerde la morosidad crediticia. Se estrechan sus márgenes financieros y sangran sus beneficios. Les deseo buena suerte, cómo no, aunque no a costa de la sociedad y del erario público. Que sólo sufra su lucro.

19 abril 2008

Nuevo Gobierno en España: Ensalada de sorpresas


------------- Mal vive quien no se sorprende setenta veces al día -------------


El reelegido Presidente J. L. Rgz. Zapatero nos ha sorprendido (al menos, a mi) con la recomposición de su equipo de gobierno, y no sólo por la discriminación positiva, a favor de la mujer, que refleja el mayor número de ministras que de ministros.

Ha causado cierta perplejidad que haya prescindido de J. Caldera y de C. Narbona, quienes no lo hicieron mal en sus respectivos Ministerios de Trabajo y de Medioambiente, y, sin embargo, haya mantenido en sus puestos a la morosa Ministra de Fomento y a la anodina Ministra de Educación.

Ha suscitado asombro su osada fe en el “divino tesoro” de la juventud, al poner al frente del nuevo y arriesgado Ministerio de la Igualdad a una persona de tan sólo treinta y un años.

Con la ambigüedad de su políglota sonrisa ha confirmado en el área de Economía y Hacienda al prudente y sobrio Vicepresidente P. Solbes, pero ha dado también entrada al fogoso y exuberante M. Sebastián como Ministro de Industria y Turismo, echando al aire una moneda de “guerra y paz”.

Pero quizás lo que más ha sorprendido ha sido la designación de Carme Chacón como Ministra de Defensa. A unos por su condición de mujer, a otros por su maternal estado de buena esperanza. A mí, por la encantadora polivalencia que se le supone. Suele decirse que “quien vale para todo, no vale para nada”, pero, al parecer, no es así en el campo de la política. Quien supuestamente valía hace seis meses para revolucionar el corral inmobiliario abriendo las puertas de las viviendas a los jóvenes ansiosos de independencia familiar, se supone ahora que también vale para gestionar los patios de armas y lograr el “cierre de filas” de los ejércitos ante los vaivenes soberanos de la política. Curioso travestismo ministerial.

Ni decir tiene que algunas de las primeras decisiones del nuevo Gobierno han sido también sorprendentes, al menos, por la rapidez con que han sido tomadas. No me refiero al raudo viaje de la Ministra Chacón a Afganistán, algo que cabía prever, pues, o lo hacía ya, o tendría que posponerlo demasiado tiempo, debido a sus inminentes compromisos de maternidad. Apunto, sobre todo, a la polémica decisión de abastecer de agua a Barcelona, jugando a la semántica, es decir, enarbolando el concepto de ‘inocua conducción de aguas’ frente al de ‘trasvase discriminatorio’.

En cuanto a las medidas económicas adoptadas el pasado viernes, me ha sorprendido la decisión de suprimir ya, sin más dilación, el Impuesto de Patrimonio. Creo que no es perentorio hacerlo ahora. Se arguye que resulta un impuesto inútil, descentrado y con poca capacidad recaudatoria, pues lo eluden las personas más ricas y sólo lo pagan las de clase media-alta. Devolver a estas últimas poder de compra - se razona - puede ayudar a sostener el consumo en los próximos tiempos.

Percibo trampas en estos argumentos, o al menos, albergo dudas sobre su validez. En primer lugar, el hecho de que el impuesto, tal como está diseñado e implementado, defraude los fines pretendidos, no implica que deba suprimirse. Podría combatirse este fraude, reformándolo adecuadamente e impidiendo que las grandes fortunas lo burlen como hasta ahora. En segundo lugar, si se pretende sostener el consumo en tiempos de desaceleración económica, no parece que reforzar (con la supresión del impuesto) el poder económico de la clase media-alta sea mejor estrategia que sostener la capacidad de compra de la clase media-baja (con ayudas cubiertas por dicho impuesto), pues es bien sabido que la propensión a consumir (porcentaje de renta que se dedica al consumo) decrece conforme mayores son los niveles de renta.

Finalmente, ¿se ha tenido en cuenta que muchos (aun que no sean todos) de los que están actualmente sometidos al Impuesto de Patrimonio lo están porque se han enriquecido en el mercado inmobiliario, especulando y trajinando deshonestamente, mientras ha durado el ‘boom ?.

10 abril 2008

Sobre el devenir del precio de la vivienda en España: ¿Mentiras piadosas frente a verdades que matan?


------------- “La piedad es la moral de los perros” (F. Nietzsche ) -------------


La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FIM) hizo público un informe sobre el mercado inmobiliario en los países desarrollados, apuntando para el caso de España una caída del precio real (descontada la inflación) de la vivienda entre un 15 y un 20%. Dado el contexto de crisis inmobiliaria en que nos encontramos, esta profecía no gustó al Gobierno (a Pedro Solbes) ni al Banco de España (al Subgobernador José Viñal), que (quienes) se apresuraron a replicar que los descensos previsibles en el precio de la vivienda son mucho más moderados.

¿Quién tiene razón, o es más creíble? Quien quiera cargarse de escepticismo ante este tipo de cuestiones puede leer el artículo que publiqué en este blog en octubre del 2007 con el título “Ver según se mira”. Ahora, en este caso, apostaré por una respuesta basada en dos criterios: la coherencia y la neutralidad de las instituciones discrepantes.

Lo que apunta el FIM parece bastante coherente tanto con lo que esta misma institución ha dicho en años anteriores (2004 y 2005) como con las conclusiones de otros trabajos de investigación. Sin embargo, la coherencia de las declaraciones de nuestras instituciones (por boca de Ministro de Economía y Hacienda y del Subgobernador del BE) es mucho más dudosa. Así lo sugiere el cuadro siguiente, que resume conclusiones de trabajos recientes sobre la sobrevaloración del precio de la vivienda en España y que se ha entresacado de otro trabajo, citado como fuente, que está publicado en el Boletín Económico del propio Banco de España en junio del 2006.



En este cuadro, el tamaño de la sobrevaloración de la vivienda se mide por la diferencia porcentual entre el precio observado y el precio estimado de equilibrio a largo plazo, considerándose este último como el valor fundamental o de referencia, es decir, explicable en función de los factores determinantes básicos, como los demográficos, sociales, económicos y financieros. Puede observarse que, en general, la gran mayoría de los trabajos, e independientemente de los enfoques, apuntan hacia porcentajes de excesos no inferiores al 20 %. En el propio trabajo-fuente de esta información, los Srs Ayuso y Restoy, prestigiosos economistas del Servicio de Estudios del BE, estudian también esta cuestión, concluyendo que a finales del 2004 la sobrevaloración oscilaba entre un 24 y un 32 % (página 63), porcentajes que anidan presagios de caídas de precios, correctoras de este exceso, entre dos y tres veces mayores que las previstas ahora por el Ministro y el Subgobernador.

Probablemente, los menores ritmos de crecimiento de los precios observados en los años siguientes, 2005, 2006 y sobre todo en el 2007, habrán aminorado algo el hinchazón, pero no parece demasiado creíble que éste se haya reducido hasta porcentajes significativamente inferiores al 15%, entre otras razones, porque el llamado “valor fundamental” también habrá evolucionado más moderadamente en los últimos tiempos, y lo seguirá haciendo mucho más. Pues, ¿no debemos suponer que la crisis de las hipotecas ‘subprime’, que asomó en el verano del 2007 y que ha terminado afectándonos indirectamente a través de los mercados interbancarios, ha sacudido los cimientos de la evolución del “valor fundamental” de la vivienda, situando este valor en una senda mucho menos alcista? Por ello, parece más razonable prever una caída de precios (correctora de la sobrevaloración) más cercana al 20% (previsión del FMI) que al 10% (previsión de nuestros gobernantes).

Además de coherente, el informe del FMI parece más neutral que las opiniones de las Autoridades españolas. En aquél, las previsiones no se hacen sólo para España, sino para el conjunto de países de la OCDE, habiéndose aplicado a todos ellos los mismos métodos de predicción, con resultados, para algunos, que son todavía peores que los proyectados sobre el nuestro. Nuestras Autoridades, sin embargo, son rehenes de la negra coyuntura del sector inmobiliario. Éste ha pasado bruscamente de un década de euforia a un estado de depresión, en el que cunde la sensación de que nada será ya igual, que el paraíso se ha perdido, que sólo cabe esperar sangre y lágrimas. En estas circunstancias, cebar las expectativas de precios a la baja reconociendo la verdadera sobrevaloración es algo que, a corto plazo, mata todavía más, pues la demanda de viviendas de hoy se pasa en su frenada postulándose para mañana, para cuando los precios sean tan bajos como se espera. Con esta reacción especulativa, la parálisis del sector y de otros afines se agrava en el presente, destruyéndose todavía más empleo. En definitiva, mientras que el FIM no tiene un interés especial en maquillar la verdad en el caso de España, los gobernantes españoles sí lo tienen. Forma parte de su política influir en las expectativas de la gente de forma conveniente.

Así pues, querido lector, en aras del bien común, para que la verdad nos mate menos, dé su fe a nuestras Autoridades, porque sus opiniones, aunque quizás sean menos veraces, son más piadosas.

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