30 octubre 2006

Sobre la urbanidad de nuestro urbanismo

--------- Con la llegada del otoño, los casos de corrupción urbanística han aflorado en la prensa como los níscalos y boletus en las sierras de Soria, y han asomado también nuevos datos financieros que alertan sobre la zozobra de muchas familias hipotecadas casi a perpetuidad. Coincidiendo con este hervor informativo, han sonado las trompetas en el monte Sinaí y ha descendido el profeta de turno con una tabla de diez mandamientos urbanísticos, y por otra parte se ha convulsionado el sector energético ante la invasión de grandes empresas constructoras e inmobiliarias en busca de nuevos pastos. ¿Todo esto no hace pensar en historias de ratas que abandonan el barco cuando presienten naufragios? Reflexionemos por partes.

La corrupción urbanística ha prosperado debido a una mala (a veces sólo negligente, pero en muchos casos perversa) gestión del suelo por parte de organismos municipales regidos o tutelados por los partidos políticos. Las ratas (o amantes del dinero sucio) se han cebado a través de irregulares autorizaciones para edificar o modificar el volumen de edificación y abusivas recalificaciones del suelo (de rústico o industrial a urbano), y han sido de razas diversas, desde propietarios de terrenos, pequeños y grandes empresarios de la construcción, sociedades promotoras, notarios y registradores de la propiedad hasta, obviamente, los concejales, alcaldes, y sus asesores, que se han beneficiado o bien por cuenta propia (su propio lucro) o bien por cuenta ajena (en interés de las arcas del Ayuntamiento o del partido político en el que militan).

Es bien sabido, aclarando esto último, que muchos Ayuntamiento carecen de recursos suficientes para hacer frente a los servicios públicos que se les reclama, y que la sed de financiación de los partidos políticos no se calma con las asignaciones oficiales del Estado y de las Comunidades Autónomas. Está bien que, por fin, estos últimos reaccionen y enarbolen banderas de limpieza urbanística. Pero, ¿por qué lo hacen tan tarde? ¿Lo hacen realmente por decencia, o porque, alertada ya la opinión pública y estando cercanas las elecciones municipales, ha dejado de ser opaca y oportuna esta fuente de ingresos turbios? En cualquier caso, no parecen buenos modales rasgarse las vestiduras, proponer decálogos y anunciar purificaciones pocos meses antes de la cita con las urnas.

Pensemos ahora en el desembarco de ACS-Dragados en Unión Fenosa y en Iberdrola, de Acciona en Endesa y de Sacyr en Repsol YPF. Al parecer, y al margen de si hay o no estrategias políticas para salvaguardar el control nacional del sector energético español, estas empresas y sus propietarios, que se han cebado con el ‘boom’ (o pelotazo) de la construcción, buscan nuevas rutas de negocio y beneficio. Como la jugosa construcción de inmuebles, basada en los bajos salarios de los inmigrantes y en el saqueo del suelo, toca a su fin, y sobre todo, la demanda de pisos resopla ya en su loca carrera frenando a su vez la escalada de precios, estos nuevos ricos han olisqueado el queso del negocio energético. Convertidos ya en grandes accionistas de las empresas arriba mencionadas, mediante aportación de fondos propios y recurso a deuda bancaria, confían en los dividendos energéticos futuros para cubrir sus cargas financieras. Y es que tampoco aquí hay recato: los gestores de las eléctricas se quejan de que las tarifas que cobran a su clientela son deficitarias exigiendo revisiones al alza, sin que les frene en su reivindicación el gran beneficio que están obteniendo en su negocio global. Como, al parecer, el Ministerio de Hacienda se muestra comprensivo ante esta demanda, nuestros nuevos ricos especulan con el lucro que pueden conseguir, como accionistas, con el alza del precio de la luz suministrada a los inmuebles que han construido en años pasados. ¡Qué modas, y modales, imperan en el mundo de los negocios!

Dicen los historiadores que las urbes surgieron como focos de civilización. Hacer urbe, o urbanizar, ha significado progreso, mejora social, higiene... Hoy, al amparo de cierto feudalismo político, ¿no hemos padecido el festín de las ratas, esto es, un urbanismo sin urbanidad?. Y si es así, ¿qué raticida convendría aplicar?. ¿Acaso predicar antes de las elecciones?. ¡Qué locura!. Se atribuye a Benjamín Disraeli (Ministro de Economía y Hacienda del Reino Unido a mediados del siglo XIX) la siguiente frase: "Si algo enloquece a los hombres más que el amor es la cuestión del dinero". ¿No nos habremos vuelto locos?.

18 octubre 2006

Sobre el poder de la ética en el deporte


Durante el otoño de 1993, con la ayuda de mi hija Naiara, entrené a un equipo femenino de baloncesto y lo dirigí en la liga de juveniles de segunda categoría organizada por la Federación Vizcaína. Hay entrenadores que sólo, o sobre todo, se afanan en potenciar la técnica. Nosotros intentamos también entrenarles en valores. Entregamos a las jugadoras, junto con otras instrucciones técnicas, un escrito con diez recomendaciones, a modo de decálogo deportivo (expuesto abajo), animándoles a que las asimilasen y pusiesen en práctica. Recordamos con gran satisfacción la rentabilidad de este entrenamiento ético: en dos meses pasamos de las últimas posiciones a las primeras. Creemos sinceramente que nos ayudó la ética. Evoco aquel otoño con gran cariño hacia las jugadoras y con una reforzada creencia en el poder de los valores.


NUESTRO DECÁLOGO DEPORTIVO



Cree en tus posibilidades más que en cualquier otra cosa.

Puedes ser mediana, pero nunca seas mediocre.

Ama el esfuerzo, porque hace milagros.

Aprecia a tus compañeras, porque ello elevará tu autoestima.

No juegues para ti, pues jugarás contra ti.

Tu rival no es tu enemiga, lucha contra su juego pero no contra ella.

No conviertas una victoria deportiva en una derrota moral.

Busca lo que ganas cuando pierdes, pues siempre se gana algo.

Asume que el árbitro tiene razón, aunque se equivoque.

Juega a con-fiar: fíate de tu entrenador para que éste se fíe de ti.




Diez consejos para invertir en Bolsa

1.- Invierte en Bolsa el dinero que no necesites, y da a la Bolsa el tiempo que necesite para premiarte.

2.- No juegues en Bolsa, pues no es un bingo, pero tampoco la temas, porque no es un polvorín.

3.- No te azoren las diferencias de opinión en Bolsa, porque ésta es una verdadera bolsa de opiniones que se ensancha, se profundiza y se perfecciona con su disparidad. Sin opiniones diferentes no hay intercambios, ni a la postre claridad.

4.- Desconfía de los rumores, porque, si tienen fundamento, llegarás tarde y, si no lo tienen, te engañarán.

5.- Diversifica y te asegurarás, pero no diversifiques demasiado porque asegurarás poco beneficio.

6.- Busca un beneficio razonable, sin pretender hacerte rico, porque sólo hay dos formas de enriquecerse en Bolsa: trampeando o teniendo suerte. El destino del tramposo es la cárcel, y la suerte no suele llamar dos veces a la misma puerta.

7.- 'Que el último euro se lo lleve el otro'. Coge el beneficio, cuando esté subiendo, para evitar que se pudra en la cumbre.

8.- No olvides que la Bolsa mira al mañana y no al ayer, de modo que 'beneficios pasados no garantizan beneficios futuros'.

9.- Aprecia el dividendo leal (firme), atándote a él, cuando la Bolsa baje, pero no te complazcas en él, paralizando tu dinero, cuando la bolsa suba lealmente (con firmeza).

10.- No entres y salgas continuamente, pues los costes de hacerlo te harán sangrar.

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